Charles Baudelaire
De estos ojos tan tiernos
y fervientes,
De la boca que ahogó mi corazón,
De esos besos poderosos como bálsamo,
De esos éxtasis más vivos que los puros rayos
¿Qué ha quedado? Es horrible, ¡oh, alma mía!
De la boca que ahogó mi corazón,
De esos besos poderosos como bálsamo,
De esos éxtasis más vivos que los puros rayos
¿Qué ha quedado? Es horrible, ¡oh, alma mía!
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