TRES POEMAS DE PABLO NERUDA
POEMA 20 (Pablo Neruda)
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,
Y tiritan, azules los astros, a lo lejos”.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta le tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces también la quería.
¿Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos?
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como el pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo, claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es
cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos
versos que yo le escribo.
POEMA 15 (Pablo Neruda)
Me gusta cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde
lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los
ojos se te hubieran volado
y parece que un
beso te cerrara la boca.
Como todas las
cosas están llenas de mi alma,
Y te pareces a
la palabra melancolía.
Me gusta cuando
callas y estás como distante.
Y estás como
quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde
lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me
calle con el silencio tuyo.
Déjame que te
hable también con tu silencio
claro como una
lámpara, simple como un anillo.
Eres como la
noche, callada y constelada.
Tu silencio es
de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas
cuando callas porque estás como ausente.
Distante y
dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra
entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre,
alegre de que no sea cierto.
SONETO IX - Pablo
Neruda
(Sonetos de amor 1959)
Al golpe de la ola
contra la piedra indócil
la claridad estalla y establece su rosa
y el círculo del mar se reduce a un racimo,
a una sola gota de sal azul que cae.
la claridad estalla y establece su rosa
y el círculo del mar se reduce a un racimo,
a una sola gota de sal azul que cae.
Oh radiante magnolia
desatada en la espuma,
magnética viajera cuya muerte florece
y eternamente vuelve a ser y a no ser nada:
sal rota, deslumbrante movimiento marino.
magnética viajera cuya muerte florece
y eternamente vuelve a ser y a no ser nada:
sal rota, deslumbrante movimiento marino.
Juntos tú y yo, amor
mío, sellamos el silencio,
mientras destruye el mar sus constantes estatuas
y derrumba sus torres de arrebato y blancura,
mientras destruye el mar sus constantes estatuas
y derrumba sus torres de arrebato y blancura,
porque en la trama de
estos tejidos invisibles
del agua desbocada, de la incesante arena,
sostenemos la única y acosada ternura.
del agua desbocada, de la incesante arena,
sostenemos la única y acosada ternura.
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