FRIEDRICH NIETZSCHE - FRAGMENTOS
Humano demasiado humano
" Quien ha
alcanzado la libertad de la razón, aunque sólo sea en cierta medida, no puede
menos que sentirse en la tierra como un caminante, pero un caminante que no se
dirige hacia un punto de destino pues no lo hay. Mirará, sin embargo, con ojos
bien abiertos todo lo que pase realmente en el mundo; asimismo, no deberá atar
a nada en particular el corazón con demasiada fuerza: es preciso que tenga
también algo del vagabundo al que agrada cambiar de paisaje. Sin duda ese
hombre pasará malas noches, en las que, cansado como estará, hallará cerrada la
puerta de la ciudad que había de darle cobijo; tal vez incluso como en oriente,
el desierto llegue hasta esa puerta, los animales de presa dejen oír sus
aullidos tan pronto lejos como cerca, se levante un fuerte viento, y unos
ladrones le roben sus acémilas. Quizá entonces la terrible noche será para él
otro desierto cayendo en el desierto y su corazón se sentirá cansado de viajar.
Y cuando se eleve el sol de la mañana, ardiente como un airado dios, y se abra
la ciudad, puede que vea en los ojos de sus habitantes más desierto, más
suciedad, mas bellaquería y más inseguridad aún que ante su puerta, por lo que
el día será para él casi peor que la noche. Es posible que a veces sea así la
suerte de este caminante. Pero pronto llegan, en compensación, las deliciosas
mañanas de otras comarcas y de otras jornadas, en las que desde los primeros
resplandores del alba, ve pasar entre la niebla de la montaña a los coros de
las musas que le rozan al danzar; más tarde sereno, en el equilibrio del alma
de la mañana antes del mediodía y mientras se pasee bajo los árboles, verá caer
a sus pies desde sus copas y desde los verdes escondrijos de sus ramas una
lluvia de cosas buenas y claras, como regalo de todos los espíritus libres que
frecuentan el monte, el bosque y la soledad, y que son como él, con su forma de
ser unas veces gozosa y otra meditabunda, caminantes y filósofos. Nacidos de
los misterios de la mañana temprana, piensan qué es lo que puede dar al día,
entre la décima y la duodécima campanadas del reloj, una faz tan pura, tan
llena de luz y de claridad serena y transfiguradora: buscan la filosofía de la
mañana. "
Más
allá del bien y del mal
" Ay, qué sois,
pues, vosotros, pensamientos míos escritos y pintados! No hace mucho tiempo
erais aún tan multicolores, jóvenes y maliciosos, tan llenos de espinas y de
secretos aromas, que me hacíais estornudar y reír — ¿y ahora? Ya os habéis
despojado de vuestra novedad, y algunos de vosotros, lo temo, estáis dispuestos
a convertiros en verdades: ¡tan inmortal es el aspecto que ellos ofrecen, tan
honesto, tan aburrido, que parte el corazón! ¿Y alguna vez ha sido de otro
modo? ¿Pues qué cosas escribimos y pintamos nosotros, nosotros los mandarines
de pincel chino, nosotros los eternizadores de las cosas que se dejan escribir,
qué es lo único que nosotros somos capaces de pintar? ¡Ay, siempre únicamente
aquello que está a punto de marchitarse y que comienza a perder su perfume!
¡Ay, siempre únicamente tempestades que se alejan y se disipan, y amarillos
sentimientos tardíos! ¡Ay, siempre únicamente pájaros cansados de volar y que
se extraviaron en su vuelo, y que ahora se dejan atrapar con la mano — con
nuestra mano! ¡Nosotros eternizamos aquello que no puede ya vivir y volar mucho
tiempo, únicamente cosas cansadas y reblandecidas! Y sólo para pintar vuestra
tarde, oh pensamientos míos escritos y pintados, tengo yo colores, acaso muchos
colores, muchas multicolores delicadezas y cincuenta amarillos y grises y
verdes y rojos: — pero nadie me adivina, a base de esto, qué aspecto ofrecíais
vosotros en vuestra mañana, vosotros chispas y prodigios repentinos de mi
soledad, ¡vosotros mis viejos y amados pensamientos perversos! "
Antes
de la salida del sol, de Así habló Zaratustra
" Has venido hacia
mi antes que el sol: hacia mi que soy el mas solitario. Somos amigos de
siempre: nos son comunes nuestra tristeza, y el fondo de nuestro ser: el sol
mismo nos es común. Como sabemos demasiadas cosas no nos hablamos; callamos y
nos comunicamos nuestro saber por medio de sonrisas. "
El
caminante y su sombra
" Los maestros en
la época de los libros: La educación particular y la educación en grupos
reducidos se generalizan cada vez más; casi puede pasarse sin el educador, tal
como existe actualmente. Los amantes del saber que quieran adquirir un
conocimiento, encuentran, en la época de los libros, un camino más natural que
la ‘escuela’ y el ‘maestro’. "
Más
allá del bien y del mal
" Ay, qué sois,
pues, vosotros, pensamientos míos escritos y pintados! No hace mucho tiempo
erais aún tan multicolores, jóvenes y maliciosos, tan llenos de espinas y de
secretos aromas, que me hacíais estornudar y reír — ¿y ahora? Ya os habéis
despojado de vuestra novedad, y algunos de vosotros, lo temo, estáis dispuestos
a convertiros en verdades: ¡tan inmortal es el aspecto que ellos ofrecen, tan
honesto, tan aburrido, que parte el corazón! ¿Y alguna vez ha sido de otro
modo? ¿Pues qué cosas escribimos y pintamos nosotros, nosotros los mandarines
de pincel chino, nosotros los eternizadores de las cosas que se dejan escribir,
qué es lo único que nosotros somos capaces de pintar? ¡Ay, siempre únicamente
aquello que está a punto de marchitarse y que comienza a perder su perfume!
¡Ay, siempre únicamente tempestades que se alejan y se disipan, y amarillos
sentimientos tardíos! ¡Ay, siempre únicamente pájaros cansados de volar y que
se extraviaron en su vuelo, y que ahora se dejan atrapar con la mano — con
nuestra mano! ¡Nosotros eternizamos aquello que no puede ya vivir y volar mucho
tiempo, únicamente cosas cansadas y reblandecidas! Y sólo para pintar vuestra
tarde, oh pensamientos míos escritos y pintados, tengo yo colores, acaso muchos
colores, muchas multicolores delicadezas y cincuenta amarillos y grises y
verdes y rojos: — pero nadie me adivina, a base de esto, qué aspecto ofrecíais
vosotros en vuestra mañana, vosotros chispas y prodigios repentinos de mi
soledad, ¡vosotros mis viejos y amados pensamientos perversos! "
adaptado de
http://www.epdlp.com/texto.php?id2=2072
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