Emily Dickinson
(EEUU,
1830-1886)
Importante
poetisa estadounidense creadora de una lírica excepcionalmente personal que
trata con una gran inteligencia temas universales como el amor, la muerte y la
inmortalidad. Nació el 10 de diciembre de 1830, en Amherst (Massachusetts), en
el seno de una familia puritana y severamente religiosa que llevaba ocho
generaciones viviendo en Nueva Inglaterra. Estudió en la academia de Amherst y
en el seminario femenino de Mount Holyoke, South Hadley, en Massachusetts. Dickinson,
que fue una joven activa y llena de vida se retiró de la sociedad a los 30 años
y durante el resto de su vida vivió como una ermitaña, manteniéndose únicamente
en contacto con amigos a través de sus enigmáticas y epigramáticas cartas. Las
razones que tradicionalmente se han dado sobre este aislamiento -que le daban
arrebatos románticos- se cuestionan seriamente en la actualidad. A partir de
entonces y hasta su muerte, Dickinson escribió una poesía muy original. La
primera figura literaria de la época en darse cuenta de su valía como poetisa
fue el clérigo y escritor Thomas Higginson, que a pesar de reconocer su genio y
ser su único mentor literario y corresponsal le aconsejó no publicar su obra
porque iba en contra de las convenciones literarias de la época. Sin embargo,
su otra amistad literaria, la novelista Helen Jackson, intentó infructuosamente
convencerla para que publicara un libro de poemas, y a pesar de que en vida
sólo llegó a publicar siete, después de su muerte se encontraron entre sus papeles
2.000 poemas, algunos de los cuales sólo eran fragmentos. A partir de este
material, Higginson y Mabel Loomis Todd, una amiga de Amherst, editaron la
primera selección de su obras, Poemas (1890), que tuvo un gran éxito
popular. Investigaciones recientes sugieren que hubo dos personas importantes
en su vida que ejercieron cierta influencia en su poesía: Charles Wadsworth, un
clérigo de Filadelfia, y Otis P. Lord, un amigo de su padre.
La mayoría de los poemas de
Dickinson están escritos en unas pocas combinaciones de versos yámbicos de tres
o cuatro pies, en breves estrofas. Varió los efectos de la rima empleando
también rimas asonantes (por ejemplo, -tune- con -pain), un recurso muy
utilizado por los poetas del siglo siguiente. Su lenguaje es sencillo, pero su
sintaxis compleja dibuja una rica variedad de connotaciones a partir de
palabras corrientes. Sus imágenes y metáforas derivan de una profunda
observación de la naturaleza y de una imaginación a menudo tan juguetona en su
pensamiento e ingeniosa en la expresión como la de los poetas Metafísicos
ingleses del siglo XVII. Las primeras ediciones eliminaron su uso
característico de guiones que expresaban el ritmo y fuerza de su pensamiento.
La combinación de temas universales expresados con un intenso sentimiento
personal y su utilización de formas del verso familiares confieren a su poesía
lírica una franqueza mística comparable a la que encontramos en la obra del
poeta inglés William Blake. La edición completa de su poesía, con la puntuación
y estilo tipográfico originales, no se publicó hasta 1960. En 1958 se publicó
una edición en tres volúmenes de su correspondencia. Dickinson murió el 15 de
mayo de 1886. © eMe
Textos:
No era la muerte
" No era la muerte, pues yo estaba de pie y todos los
muertos están acostados, no era de noche, pues todas las campanas agitaban sus
badajos a mediodía, no había helada pues en mi piel sentí sirocos reptar, ni
fuego pues sólo mis pies de mármol podían helar un santuario, y sin embargo, se
parecían a todas las figuras que yo había visto ordenadas para un entierro,
rememoraba el mío, como si mi vida fuera recortada y calzada en una marco, y no
pudiera respirar sin una llave, y era como si fuera medianoche, ciertas. Cuando
todo lo que late se detiene y el espacio mira a su alrededor la espeluznante
helada, el primer otoño que llora repele la apaleada tierra, pero todo como el
caos interminable, insolente, sin esperanza, sin mástil, ni siquiera un informe
de la tierra para justificar la desesperación. "
Morir sin morir
" Morir sin morir y vivir sin la vida, es el más arduo milagro propuesto por la fe. "
" Morir sin morir y vivir sin la vida, es el más arduo milagro propuesto por la fe. "
Naturaleza no
es lo que vemos
" Naturaleza no es lo que vemos, la montaña, el poniente,
la ardilla, el eclipse, el abejorro, no, naturaleza es el cielo, naturaleza es
lo que oímos, el bobolink, el mar, el trueno, el grillo, no, naturaleza es la
armonía, naturaleza es lo que sabemos, no tenemos arte para decirlo, tan
impotente es nuestra sabiduría para tanta simplicidad. "
Podría estar más sola
" Podría estar más sola sin mi soledad,
tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,
no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,
sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite. "
" Podría estar más sola sin mi soledad,
tan habituada estoy a mi destino,
tal vez la otra paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de él,
no estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento,
sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite. "
No se lo dije al jardín
" No se lo dije al jardín
todavía no sea que me conquiste,
no tengo suficiente fuerza ahora
para decírselo a la abeja,
no lo mencionaré en las calles
porque las tiendas me mirarían,
que alguien tan tímido,
tan ignorante tenga el descaro de morir.
Las laderas de las montañas
no deben saberlo, dónde
yo tanto he jugado, ni decirlo
a los cariñosos bosques el día que me vaya,
ni susurrarlo en la mesa,
ni desprevenidamente en el camino
sugerir que dentro de un acertijo
alguien se encaminará hoy. "
" No se lo dije al jardín
todavía no sea que me conquiste,
no tengo suficiente fuerza ahora
para decírselo a la abeja,
no lo mencionaré en las calles
porque las tiendas me mirarían,
que alguien tan tímido,
tan ignorante tenga el descaro de morir.
Las laderas de las montañas
no deben saberlo, dónde
yo tanto he jugado, ni decirlo
a los cariñosos bosques el día que me vaya,
ni susurrarlo en la mesa,
ni desprevenidamente en el camino
sugerir que dentro de un acertijo
alguien se encaminará hoy. "
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