Dicen que los poemas no sirven para nada, por ERNEST PÉPIN
Dicen que los poemas no sirven para nada
Que los fusiles son más fuertes que las palabras
Pero es la guerra lo que hay que matar
Las palabras de paz son inocentes y débiles
No cargan heridos en sus brazos
No sepultan cadáveres
No vociferan en las fronteras
Avanzan como
Lentas semillas amadas por un destello
Graves tortugas de carapacho celestial
Aves indispensables al amor
Todos los días en marcha
Todas las noches en acción
Para que muera la guerra del hombre contra el hombre
La tierra es tan solo un pretexto donde se incendian sus ojos
Las religiones iluminan hogueras
Y las manos, apagadas al encontrarse de nuevo con la muerte, días
Las palabras de paz se parecen a las palabras de los cobardes
Las encontramos a menudo en los ojos de los cadáveres
Bajo los techos derrumbados por todo el peso de la sangre
En las banderas donde se arropan los sarcófagos
Mientras repiten
Hay que matar a la guerra
La guerra cualquier guerra
La guerra del que enarbola sus razones
La guerra del que se avergüenza de su sin razón
La guerra que prende fuego a los poemas indefensos
La guerra
Que retuerce las palabras
Que aplasta las flores
Que corta el cuello del sol
Y que convierte al día en un humo sin nombre
Las palabras de paz
Pidieron socorro
Siguen detrás de los fantasmas de los pueblos masacrados
Denuncian
Protestan
Firman peticiones que son balas de tinta
Piden perdón a la madre
A la hermana
A la esposa ahogada en sus cabellos viudos
Al viejo postrado en un jardín de horrores
Al niño cuya infancia juega con criminales
Dicen que un poema no sirve para nada
Que la fuerza le pertenece a las bombas
Que la verdad se impone sobre la espalda de los más débiles
Yo digo que este es un poema
Depositado al pie de la locura
Un poema sin fusil
Sin las botas de la desesperanza
Sin un grito de odio
Sin armas y sin medios
Un pequeño poema que teme a los humanos
Que pelean por la causa
Que aplastan hormigas bajo las esteras de los tanques
Un poema de agua pura y de aire sin contaminación
Un poema que sostiene en su mano una cuchara
Que deberíamos beber
Como un te hecho por una campesina
Como un sorbo de amor
Como una gota de tolerancia
Porque lo que hay que matar es la guerra
Nunca han servido para nada las guerras
Digo que este es un poema
Un poema color de hoja verde
Cuyas palabras desarmadas
Sostienen la paz
Oponiéndose a las invasiones
A las colonizaciones
A los muros sordos y ciegos
Y reclaman que Palestina sea una tierra de paz
Un Estado de derecho
Una vida que fluya y cante como un poema
Faugas, 3 de enero de 2009
Traducción del francés por Nancy Morejón
Revista Casa de las Américas No. 255 abril-junio/2009 pp. 102-104
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