sábado, 3 de outubro de 2009

Celebración de la desconfianza Y Seis vidas en una


Celebración de la desconfianza*

"El primer día de clase, el profesor trajo un frasco enorme:

-Esto está lleno de perfume -dijo a Miguel Brun y a los demás alumnos-. Quiero medir la percepción de cada uno de ustedes. A medida que vayan sintiendo el olor, levanten la mano.

Y destapó el frasco. Al ratito no más, ya había dos manos levantadas. Y luego cinco, diez, treinta, todas la manos levantadas.

-¿Me permite abrir la ventana, profesor? -suplicó una alumna, mareada de tanto olor a perfume, y varias voces le hicieron eco. El fuerte aroma, que pesaba en el aire, ya se había hecho insoportable para todos.

Entonces el profesor mostró el frasco a los alumnos, uno por uno. El frasco estaba lleno de agua".


Seis vidas en una*

"Hubo una vez un joven que pensó:

-Si pudiese experimentar varias fases de la existencia, podría librarme de toda entrechez de miras. ¡De qué sirve que a uno se le diga que ya será sabio cuando sea viejo, si para entonces será demasiado tarde para aprovecharlo!

Se encontró entonces con un hombre sabio, quien en respuesta a esa interrogante le dijo:

-Podrás encontrar la respuesta, si lo quieres.

-¿Cómo? -preguntó el joven.

-Mediante la transformación múltiple. Ingiriendo ciertas bayas que yo te mostraré podrás adelantar o retroceder en edad, o dejar de ser una persona y convertirte en otra distinta.

-Pero yo no creo en la reencarnación.

-No se trata de lo que crees, sino de lo que es posible -le replicó el sabio.

Comió las bayas y su deseo fue transformarse en un hombre de edad madura. Pero ser un hombre de edad madura tenía tantas limitaciones que ingirió otra baya y pasó a ser viejo. Ya viejo quiso ser joven otra vez y recurrió a otra baya. Pero como cada estado tiene su forma de conocimiento correspondiente, ocurrió que de su mente desapareció la experiencia adquirida en sus dos mutaciones anteriores. No obstante, el joven aún recordaba las bayas, y decidió hacer un segundo experimento. Comió otra, deseando esta vez convertirse en "algún otro". Apenas se vio transformado en esa otra persona, comprendió que el cambio, por sí solo, era vano. Por lo tanto, comió otra baya y deseó volver a ser él mismo nuevamente. Una vez restituido a su estado original, se percató de que todo lo que había ganado realmente con aquellas "experiencias" era por completo diferente de lo que había esperado obtener con los cambios de su persona.

En ese momento volvió a presentársele el sabio, quien le dijo: Ahora que sabes que las experiencias importantes no son las que deseas sino las que necesitas, quizá puedas comenzar a aprender".


* Autoría desconocida

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